El marco internacional de las empresas ha cambiado. La globalización ha trascendido a todos los niveles y el ámbito económico y empresarial no ha sido una excepción.

Lo que hace unas décadas se focalizaba en la búsqueda de una mayor riqueza, enmarcando los objetivos dentro del propio estado, ahora se ha convertido en un camino orientado a la expansión y a la ruptura de los límites geográficos del negocio. Por ello, las empresas destinan gran parte de su estrategia a diseñar planes de acción que permitan un acceso competitivo al mercado internacional.

Si por algo se caracteriza el entorno económico actual es por su dinamismo, las duras políticas arancelarias han desembocado en medidas que permiten a las empresas convertirse en actores competitivos capaces de representar un valor añadido a nivel internacional. Este proceso de apertura resulta costoso y arriesgado, como toda expansión, y por ello la internacionalización también trae consigo una estudiada planificación que subsane en la medida de lo posible las previsiones de riesgo y de resultados negativos.

Pero. ¿Qué es la internacionalización?

Para recibir una visión detallada del concepto, Liliana Grande, docente en la Escuela Técnica EADIC y Project Manager en Norvento Enerxia aporta este artículo:

“El proceso de internacionalización también puede entenderse como un proceso innovador por cuanto reporta para la empresa un cambio en la estructura organizativa, en  los objetivos estratégicos, en el programa de marketing y, eventualmente, en sus condiciones previas de producción. En muchos aspectos, incrementar el compromiso internacional implica para la empresa asumir una decisión innovadora, de modo que no es extraño que ambos procesos presenten notables similitudes. Tres son de especial relevancia:

  • En primer lugar, en ambos casos se trata de decisiones creativas que se adoptan de  acuerdo con las condiciones que impone el mercado y con las posibilidades, siempre limitadas, de una organización que actúa en condiciones inciertas.
  • En segundo lugar, es preciso reconocer que en ambos procesos intervienen factores que están gobernados por una secuencia manifiestamente acumulativa.
  • Y, en tercer lugar, ambos procesos distan, tanto de seguir una ruta determinista, como de una plenamente aleatoria, a la que podría conducir el carácter incierto de las decisiones que la respaldan.

Únicamente cuando la empresa tiene claridad acerca de las ventajas a alcanzar a través de la internacionalización, puede comenzar a responder los dilemas estratégicos como son los siguientes:

  • ¿En qué mercados entrar?
  • ¿Con qué estrategia de mercado?
  • ¿Con qué tipo de organización?

A qué mercado dirigirse primero, es una decisión en la que la empresa no puede dejarse llevar por la moda o por la decisión de los competidores. Tampoco basarse únicamente en el resultado del análisis de variables como tamaño del mercado, aranceles y barreras arancelarias, costos de fletes, nivel de competencia, impuestos, etc.